
LA CRUZ, así como el
círculo, es el símbolo universal más antiguo y más utilizado por la
humanidad. Se repite en sus diversas variantes, y distintos
significados, prácticamente en todas las culturas del mundo. En la
India, nos habla de un trascendental cruce de caminos, en todos los
sentidos; en China, donde aparece dentro de un cuadrado, se la
relaciona con la tierra y su creación en cuatro orientaciones; en la
cultura americana precolombina hace referencia a los cuatro vientos
y las aguas que estos aportan; en Egipto se entiende como un símbolo
sexual en el que los dos géneros están unidos y representados,
además de hablarnos de la vida y del triunfo sobre la muerte...
Se le atribuyen
significados solares, sexuales, cardinales, de solsticios y equinoccios,
de reencarnación,
del bien y el mal, del ciclo
vital... y se muestra como equilátera, sin su brazo superior, con su
brazo inferior prolongado, con sus brazos truncados o redondeados,
encuadrada, o insertada en círculos concéntricos.
De forma generalizada, en
Europa se le atribuye un origen representativo del sol, en algunos
casos identificado por sus rayos y en otros por su giro orbital. Es
especialmente representativa la cruz gamada o esvástica. Esta es
considerada de origen asiático y se extiende por el occidente
europeo relacionada con la llamada cultura celta, siendo constatada
su presencia desde el Bronce Final y Alto Hierro. Se le asocia con
la "rueda solar" y en algunos casos con el martillo de Thor. En
España se repite en las culturas de origen céltico, con ligeras
variantes, acompañada de la cruz de tres brazos o trisquel (amor,
luz, sabiduría), siendo común en Galicia, Asturias, Cantabria (el
lábaro romano) o en el País Vasco (lauburu). En Numancia tiene una
relevancia especial al aparecer de forma más frecuente que en el
resto de la Celtiberia en cerámicas y otros objetos, en algunas
ocasiones asociada al caballo. Aparece también en culturas
como la hindú, la tibetana, la budista o la persa y en tiempos más modernos ha
sido recurrida por manifestaciones emblemáticas de lo más dispares,
incluida la simbología neonazi de orientación racista que ha
menoscabado su inocua universalidad.
A la llamada Cruz Celta se
le considera un origen anterior en dos mil años al nacimiento de
Cristo. Se trata de una cruz equilátera cuyos brazos van unidos por
uno círculo, interpretado como una secuencia del ciclo solar. Se le
atribuye un origen mitológico, relacionado con la Leyenda de Bran
"El Bendito", gigantesco dios pagano que mandó cortar su propia
cabeza una vez muerto para proteger y vigilar los confines de la
Celtia. A este ser se le representaba como una equis dentro de un
círculo. Legendario es también el origen que en el siglo V atribuye
a San Patricio, misionero y patrón de Irlanda, la unión del primitivo símbolo pagano de los celtas con
la cruz cristiana, con motivo de la ordenación de los primeros
sacerdotes celtas.
Los primeros cristianos eran reacios a
la utilización del símbolo de la cruz, pero se generalizó su
uso con la conversión del Imperio Romano, en el siglo III, en parte
como resultado de la trayectoria simbólica del Imperio que ya la
había utilizado en otras variantes.
En algunos pueblos célticos, como Irlanda y Escocia, la cruz celta toma una forma
especialmente representativa en la que escenas de motivo diverso,
grabados célticos y trisqueles, se representan en su cabecera,
brazos, y pie de considerable prolongación, unidos por el círculo
solar.

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